La Fiscalía pide para ella una condena a 19 años de prisión, misma pena que solicita para su sobrino, también investigado por el asalto y que ha sido declarado en rebeldía al no presentarse al juicio
Una mujer se enfrenta a una posible condena a 19 años de cárcel por, presuntamente, participar en un violento atraco en un hotel de Marbella como venganza contra sus excompañeros de la empresa de seguridad para la que trabajaba y de la que fue despedida.
El juicio se celebró el pasado jueves en la Audiencia Provincial de Málaga y ya ha quedado visto para sentencia. Ella fue la única acusada que se sentó en el banquillo, ya que su sobrino, investigado por los mismos hechos, no se presentó a la vista oral y ha sido declarado en rebeldía.
Los hechos, que se remontan al 28 de diciembre de 2013, ocurrieron en el hotel Incosol (cinco estrellas) situado en la zona de Los Monteros, en Marbella. Aquel día, el establecimiento estaba cerrado, aunque disponía de vigilancia presencial con dos empleados de la empresa Globalsegur España, que tenía contratado el servicio de seguridad privada.
Sobre las 19.15 horas, tres encapuchados irrumpieron en el hotel y abordaron a uno de los vigilantes cuando se encontraba en la entreplanta haciendo la ronda.
Según el escrito de acusación de la Fiscalía, lo rociaron con spray y le propinaron un puñetazo en el rostro que le hizo caer al suelo, donde lo inmovilizaron colocándole sus propios grilletes en las manos.
Luego le ataron las piernas con cinta americana para, finalmente, sentarlo en una silla y encerrarlo en una habitación del hotel. También le sustrajeron su cartera con la documentación personal -que fue clave, a la postre, para resolver el caso-, 60 euros en efectivo y su teléfono móvil, además de la defensa extensible.
Según el escrito acusatorio, los asaltantes se dirigieron a distintas plantas del hotel e intentaron sustraer dos televisores de pantalla plana y una torre de ordenador, aunque no lo consiguieron «al verse sorprendidos por el personal de seguridad».
De hecho, cuando abandonaban el hotel a bordo de un BMW, fueron sorprendidos por otro vigilante, quien a su vez hablaba por teléfono con un compañero para que avisara a la policía. Entonces, dos de los asaltantes se bajaron del vehículo y lo golpearon «repetidamente» para, a continuación, sustraerle su teléfono móvil.
Los dos empleados de seguridad sufrieron lesiones como consecuencia de las agresiones, aunque el segundo de mayor gravedad que el primero. El trabajador ingresó en el hospital con un traumatismo craneal, con pérdida de conciencia y una importante contusión con sangrado en la zona del ojo derecho, así como hematomas en distintas partes de la cabeza. Además, perdió dos piezas dentales. Tardó 93 días en curarse, aunque actualmente sigue en tratamiento psicológico, ya que presenta un trastorno por estrés postraumático en grado moderado-severo.
Su compañero también sufrió un traumatismo craneal, aunque sin pérdida de conocimiento, un hematoma en la cabeza y erosiones en ambas muñecas de los que se curó en una semana.
La Policía Nacional abrió una compleja investigación que condujo hasta el sobrino de la exempleada de la empresa y, a través de él, hasta la propia trabajadora, a la que una de las víctimas sitúa el día de autos en las inmediaciones del hotel bajándose del coche en el que, posteriormente, huyeron los ladrones.
La Fiscalía considera que la mujer, que trabajó para la empresa entre 2009 y 2013 en el propio hotel Incosol, actuó movida por un «ánimo revanchista y de venganza» ya que fue despedida por su «conducta indisciplinada e irrespetuosa con sus compañeros» (aunque sobre este asunto la justicia le dio la razón y declaró improcedente la rescisión de la relación laboral).
Según la conclusiones del Ministerio Público, elevadas a definitivas tras el plenario, la acusada llegó a amenazar a sus compañeros con causarles un mal, «en concreto, con agredirles o partirles la cabeza, ideación que llevó a la práctica al ponerse de acuerdo con su sobrino para personarse en el hotel y agredir a los vigilantes». La mujer, presuntamente, informó a su familiar del sistema de seguridad y le facilitó las llaves del hotel, «de las que se había apropiado indebidamente».
La Fiscalía considera que los hechos constituyen delitos de detención ilegal, robo con violencia y lesiones que imputa a ambos acusados -el sobrino sigue desaparecido- y por los que pide, para cada uno, la pena de 19 años de cárcel. El Ministerio Público pasó sus conclusiones de provisionales a definitivas tras la celebración del juicio.
La defensa, en cambio, solicita la libre absolución de la mujer, que mantuvo su inocencia ante el tribunal. En su declaración, lo negó todo y achacó la acusación a la persecución y acoso de los integrantes de la empresa para la que trabajaba y a la que ganó en una demanda por despido improcedente.
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